Tuesday, December 6, 2022

EL DESAFÍO DEL CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN TIEMPOS ACTUALES

El mundo actual está marcado por el poder, el dinero y la influencia política, por lo que el crecimiento espiritual es una tarea titánica. Las comodidades tan desarrolladas, los equipos electrónicos, las herramientas modernas y el entretenimiento a través de la televisión por cable, la internet en general, nos han predispuesto a poner nuestra atención, principalmente, en las cosas físicas y materiales. Todo esto ha vuelto confuso nuestro concepto de la autoestima y del sentido de la vida. ¿Pero, podemos encontrar un equilibrio entre los aspectos materiales y espirituales de nuestras vidas? ¿Cómo lograrlo?

El crecimiento espiritual es una mirada hacia adentro de nuestro ser

No solo recordar las cosas de la vida y de nuestro pasado constituyen la introspección; esto va más allá. Es necesario ver de cerca y reflexionar sobre sus pensamientos, sentimientos, creencias y motivaciones y examinar continuamente sus experiencias, analizar y evaluar las decisiones que toma, sus relaciones y las cosas en las que se involucra; todo esto le proporciona ideas útiles sobre sus objetivos principales, sobre los aspectos buenos de la vida que debe mantener y todo lo malo que debe descartar. Además, da ideas sobre cómo actuar, reaccionar y conducirse en cualquier situación. La introspección, como cualquier otra habilidad, puede aprenderse; todo lo que necesita es el valor, carácter y la voluntad de buscar las verdades que existen en su interior, en lo profundo de su ser. La introspección es, la observación que una persona hace de su propia conciencia o de sus estados de ánimo para poder reflexionar sobre ellos y, para lograrla requiere perdonarse a sí mismo y centrarse en sus áreas de mejora para poder usar todas aquellas oportunidades de mejorar su vida y crecer espiritualmente.

El crecimiento espiritual es desarrollar sus potencialidades

En cuestiones del espíritu humano y la espiritualidad, la religión y la ciencia tienen puntos de vista diferentes. En el caso de la religión, ésta ve a las personas como seres espirituales que viven temporalmente en la tierra, mientras que la ciencia considera el espíritu como una dimensión más del individuo. Tanto en las enseñanzas cristianas de occidente como en las enseñanzas orientales, el dominio de uno mismo es un tema recurrente. Aunque las necesidades del cuerpo se reconocen, éstas se sitúan por debajo de las necesidades del espíritu. El modelo para garantizar el crecimiento del ser espiritual, lo proporcionan las creencias, los valores, la moralidad, las normas, las experiencias y las buenas obras. En psicología, desarrollar todo el potencial, es autorrealizarse.

Abraham Maslow identificó una escala de necesidades humanas, a saber: fisiológicas, de seguridad, de pertenencia, estima, cognitiva, estética, autorrealización y autotrascendencia. Ya anteriormente, James había categorizado estas necesidades en tres: materiales, emocionales y espirituales. Una vez satisfechas las necesidades fisiológicas y emocionales básicas, vienen las necesidades espirituales o existenciales. El logro de cada una de esas necesidades conduce al desarrollo pleno del individuo. Quizá la diferencia entre ambas religiones, occidental y oriental, y la psicología, la constituye el fin del autodesarrollo; el cristianismo y el islam consideran que el autodesarrollo es un medio para servir a Dios, mientras que la psicología considera que el autodesarrollo es un fin en sí mismo.

Crecer espiritualmente desarrolla
sus potencialidades
Es digno de mencionar que las religiones que creen en la existencia de Dios, tales como el cristianismo, el judaísmo y el islam, proponen que el propósito de la vida humana es servir al Creador de todas las cosas; mientras varias teorías de la sicología proponen que, en última instancia, somos nosotros quienes damos sentido a nuestras vidas. Independientemente de que creamos que el sentido de la vida es guiado, está predeterminado o es autodirigido; crecer espiritualmente es darse cuenta de que no sólo existimos. A pesar de que no conocemos el sentido de nuestra vida al nacer, adquirimos conocimiento y sabiduría de los demás y de nuestras acciones y reacciones ante las situaciones en las que nos encontramos y a medida que descubrimos este sentido, hay ciertas creencias y valores que rechazamos o afirmamos. Nuestras vidas tienen un propósito y ese propósito pone en uso todo nuestro potencial físico emocional e intelectual que nos sostiene en tiempos difíciles y nos da algo a lo que aspirar, una meta que alcanzar, un destino al que llegar, pues una persona sin propósito pierde el sentido de la vida y queda a la deriva.

El crecimiento espiritual reconoce las interconexiones

Una de las cosas que las religiones subrayan es, el concepto de nuestra relación con toda la creación, viva o inanimada. Es por ello que nos tratamos de hermanos entre personas, aunque no haya una relación de consanguinidad directa. Igualmente, las religiones con fe en la deidad, como el cristianismo y el islam, nos hablan de la relación entre los humanos y un ser superior. Por otro lado, la ciencia propone nuestro vínculo con otros seres vivos a través de la teoría de la evolución, relación que se ve claramente en el concepto de ecología y en la interacción entre los seres vivos y los no vivos. En psicología, la conectividad es una característica de la autotrascendencia, la necesidad y aspiración humana más elevada según Abraham Maslow, como vimos anteriormente. Reconocer su interconexión con todas las cosas nos hace más humildes y respetuosos con las demás personas, con los animales, las plantas y con toda la naturaleza, pues nos hace apreciar todo lo que nos rodea y nos impulsa a ir más allá de nuestra zona de confort y a tenderle la mano a otras personas, y, también, a convertirnos en administradores de todas las cosas que nos rodean y nos han sido dadas. El crecimiento es un proceso, y crecer espiritualmente es un encuentro y un proceso diario. Algunas veces ganamos y otras perdemos, pero lo importante es que aprendemos y, a partir de este conocimiento, es posible un mayor crecimiento espiritual.

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