El mundo actual está marcado por el poder, el dinero y la influencia política, por lo que el crecimiento espiritual es una tarea titánica. Las comodidades tan desarrolladas, los equipos electrónicos, las herramientas modernas y el entretenimiento a través de la televisión por cable, la internet en general, nos han predispuesto a poner nuestra atención, principalmente, en las cosas físicas y materiales. Todo esto ha vuelto confuso nuestro concepto de la autoestima y del sentido de la vida. ¿Pero, podemos encontrar un equilibrio entre los aspectos materiales y espirituales de nuestras vidas? ¿Cómo lograrlo?
El
crecimiento espiritual es una mirada hacia adentro de nuestro ser
No solo recordar
las cosas de la vida y de nuestro pasado constituyen la introspección; esto va
más allá. Es necesario ver de cerca y reflexionar sobre sus pensamientos,
sentimientos, creencias y motivaciones y examinar continuamente sus
experiencias, analizar y evaluar las decisiones que toma, sus relaciones y las
cosas en las que se involucra; todo esto le proporciona ideas útiles sobre sus
objetivos principales, sobre los aspectos buenos de la vida que debe mantener y
todo lo malo que debe descartar. Además, da ideas sobre cómo actuar, reaccionar
y conducirse en cualquier situación. La introspección, como cualquier otra
habilidad, puede aprenderse; todo lo que necesita es el valor, carácter y la
voluntad de buscar las verdades que existen en su interior, en lo profundo de
su ser. La introspección es, la observación
que una persona hace de su propia conciencia o de sus estados de ánimo para poder
reflexionar sobre ellos y, para lograrla requiere perdonarse a sí mismo
y centrarse en sus áreas de mejora para poder usar todas aquellas oportunidades
de mejorar su vida y crecer espiritualmente.
El crecimiento
espiritual es desarrollar sus potencialidades
En cuestiones del
espíritu humano y la espiritualidad, la religión y la ciencia tienen puntos de
vista diferentes. En el caso de la religión, ésta ve a las personas como seres
espirituales que viven temporalmente en la tierra, mientras que la ciencia
considera el espíritu como una dimensión más del individuo. Tanto en las
enseñanzas cristianas de occidente como en las enseñanzas orientales, el
dominio de uno mismo es un tema recurrente. Aunque las necesidades del cuerpo
se reconocen, éstas se sitúan por debajo de las necesidades del espíritu. El
modelo para garantizar el crecimiento del ser espiritual, lo proporcionan las
creencias, los valores, la moralidad, las normas, las experiencias y las buenas
obras. En psicología, desarrollar todo el potencial, es autorrealizarse.
Abraham Maslow
identificó una escala de necesidades humanas, a saber: fisiológicas, de
seguridad, de pertenencia, estima, cognitiva, estética, autorrealización y
autotrascendencia. Ya anteriormente, James había categorizado estas necesidades
en tres: materiales, emocionales y espirituales. Una vez satisfechas las
necesidades fisiológicas y emocionales básicas, vienen las necesidades
espirituales o existenciales. El logro de cada una de esas necesidades conduce
al desarrollo pleno del individuo. Quizá la diferencia entre ambas religiones,
occidental y oriental, y la psicología, la constituye el fin del autodesarrollo;
el cristianismo y el islam consideran que el autodesarrollo es un medio para
servir a Dios, mientras que la psicología considera que el autodesarrollo es un
fin en sí mismo.
Crecer espiritualmente desarrolla sus potencialidades |
El crecimiento espiritual reconoce las
interconexiones
Una de las cosas
que las religiones subrayan es, el concepto de nuestra relación con toda la
creación, viva o inanimada. Es por ello que nos tratamos de hermanos entre
personas, aunque no haya una relación de consanguinidad directa. Igualmente,
las religiones con fe en la deidad, como el cristianismo y el islam, nos hablan
de la relación entre los humanos y un ser superior. Por otro lado, la ciencia propone
nuestro vínculo con otros seres vivos a través de la teoría de la evolución,
relación que se ve claramente en el concepto de ecología y en la interacción
entre los seres vivos y los no vivos. En psicología, la conectividad es una
característica de la autotrascendencia, la necesidad y aspiración humana más
elevada según Abraham Maslow, como vimos anteriormente. Reconocer su interconexión
con todas las cosas nos hace más humildes y respetuosos con las demás personas,
con los animales, las plantas y con toda la naturaleza, pues nos hace apreciar
todo lo que nos rodea y nos impulsa a ir más allá de nuestra zona de confort y
a tenderle la mano a otras personas, y, también, a convertirnos en
administradores de todas las cosas que nos rodean y nos han sido dadas. El crecimiento
es un proceso, y crecer espiritualmente es un encuentro y un proceso diario. Algunas
veces ganamos y otras perdemos, pero lo importante es que aprendemos y, a
partir de este conocimiento, es posible un mayor crecimiento espiritual.
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