En este corto
artículo hablaremos sobre la tenacidad y la perseverancia. En los últimos
tiempos se han convertido, muy rápido en virtudes muy olvidadas; pese a que el
trabajo arduo y la perseverancia fueron considerados algo deseable e importante
en otros tiempos, hoy en día todo lo que sea exigente y extenuante es mal visto
por muchos. Nos quejamos cuando las cosas se ponen difíciles y buscamos el
botón fácil que, lamentablemente, solemos encontrarlo muy rápido. En la mayor
parte de los casos, la salida fácil es simplemente rendirse y hacer otra cosa.
Conforme perdemos
nuestra capacidad de ser tenaces y perseverar, perdemos mucho de lo bueno que resulta
de estas importantísimas virtudes y nos privamos del orgullo que acompaña al
éxito ganado con esfuerzo. No somos tan productivos, pero hemos avanzado mucho
a la hora de distraernos. No recibimos el enorme impulso de confianza en
nosotros mismos que se obtiene al realizar una tarea aparentemente insuperable.
Alguna gente se pregunta si no será esa la razón por la que surjen tantos casos
de depresión. Es posible que así sea, pues sentirse valorado es una parte
importante de ser feliz y sentirse realizado en la vida y, la productividad nos
hace sentir valorados.
Pero ¿podemos hacer
algo nosotros, como individuos, para recuperar las virtudes de la tenacidad y
la perseverancia? La respuesta es, sí. Propósito es la clave, propóngase practicar
usted mismo la tenacidad diariamente; mejórela y trate de no distraerse tanto
y, menos, rendirse. Empiece poco a poco y siga trabajando y mejorando. Aprenda
a perseverar cuando las cosas se ponen difíciles y hágalas de todos modos, le
dará ejemplo a los que lo rodean y ellos lo notarán rápidamente.
Además de dar buen
ejemplo, comparta la perseverancia y la tenacidad con los que lo rodean. Si es
padre de familia, enséñelo a sus hijos. Procure que en sus tareas lleguen hasta
el final. Esta enseñanza será importante para sus hijos y serán un legado de habilidades
para la vida que les serán útiles en la escuela y en lo que les depare la vida
adulta.
Procure influir en
quienes lo rodean y exija tenacidad y perseverancia cuando trabaje con otras
personas, o cuando les enseñe o trabajen para usted. Practique la tenacidad y
la perseverancia y espere lo mismo de los que lo rodean. A medida que empiecen
a darse cuenta de los muchos beneficios que derivan de ello, es posible que
empiecen a practicarlo más e, idealmente, empiecen a transmitirlo también a los
demás.
No tenga miedo de
hablar cuando vea que alguien se rinde demasiado pronto o se distrae con
demasiada facilidad. La tenacidad y la perseverancia son virtudes vitales que vale
la pena recuperar. Ponga de su parte y verá cómo, su vida y la de los que lo
rodean mejorarán enormemente. Indudablemente, no será capaz de cambiar la
cultura popular, usted solo, pero puede cambiar, para bien, la cultura de su
familia, su empresa, su lugar de trabajo y hasta su pequeña comunidad.
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